lunes, 4 de agosto de 2014

LA RESILIENCIA




Durante los últimos años, se ha observado un creciente interés por el estudio de la capacidad de reacción que pueden desarrollar algunos niños y adolescentes, al retardar o evitar su inicio en el consumo de tabaco, alcohol u otras drogas, a pesar de estar expuestos a situaciones de alto riesgo. Es más, muchas veces los muchachos logran sobrepasar niveles de resistencia y terminan con más energía protectora que antes de la exposición a esas situaciones.
Es así como surge el término de resiliencia. Las ciencias físicas hablan de resiliencia cuando se refieren a la cualidad que tienen los materiales de no deformarse ante presiones y fuerzas externas, así como a su capacidad de resistencia al choque. Por lo tanto, la resiliencia sería el antónimo de fragilidad.

La aplicación de este término en las ciencias de la salud surge de la siguiente pregunta:

¿Por qué algunos individuos que crecen en situaciones de adversidad son capaces de madurar de manera saludable y productiva, mientras que existen otros que parecería que no lograrán superar las adversidades experimentadas?

Precisamente a esto apunta el concepto resiliencia. Desde el punto de vista de las ciencias sociales, la resiliencia se refiere a: ―La capacidad universal que permite a una persona, a un grupo o comunidad hacer frente a las adversidades de la vida, sobreponerse a los efectos nocivos y salir de ellas fortalecida o, incluso, ser transformado por ellas‖(Grotberg, 1996).

Esta capacidad resulta dinámica, por lo que se puede estar más que ser resiliente. Obedece a un impulso vital innato del ser humano que lo lleva a negarse a renunciar ante las dificultades y, por otro lado, a unir su energía para salir adelante.


Es así como la resiliencia no puede ser pensada como un atributo con que los niños nacen ni adquieren durante su desarrollo, sino que se trata de un proceso interactivo entre ellos y su medio. Por lo tanto, la resiliencia surgirá dela  interacción entre los factores personales y sociales, manifestándose de manera específica en cada sujeto, en quien estas diferencias serán producto del procesamiento interno que haga sobre su entorno

FASES DEL PROCESO ADICTIVO







Fases del proceso adictivo: uso 

La etapa previa que conduce a una persona a la dependencia de una sustancia es la experimentación con la misma, primero, de manera eventual; luego, de modo recurrente.1 Se dice que un individuo es consumidor cuando:
Existe administración de la droga.
Usualmente hace referencia a los primeros contactos del individuo con la sustancia.

También se conoce como uso esporádico u ocasional, a menos que el individuo presente tolerancia, abstinencia o problemas en otras áreas derivados del consumo.
Habitualmente está asociado con la utilización experimental o de primera vez.

Fases del proceso adictivo: abuso

El uso se vuelve un patrón desadaptativo de consumo de sustancias que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativo, expresado por uno (o más) de los siguientes síntomas durante un periodo de 12 meses:
Consumo recurrente de sustancias, que da lugar al incumplimiento de obligaciones en el trabajo, la es- cuela o en casa (por ejemplo ausencias repetidas o rendimiento escolar, suspensiones o expulsiones del plantel educativo; descuido de los niños o de las obligaciones domésticas).

Empleo recurrente de la sustancia en situaciones en las que es físicamente peligroso (por ejemplos conducir un automóvil o accionar una máquina bajo sus efectos).

§  Problemas legales frecuentes asociados al uso de drogas.
§  Uso continuado de la sustancia, a pesar de los problemas sociales o interpersonales derivados de éste (por ejemplo discusiones con la esposa acerca de las consecuencias de la intoxicación o violencia física).
§  Los síntomas no llegan a cumplir los criterios para la dependencia de sustancias.


Fases del proceso adictivo: dependencia o adicción 
Se determina que existe dependencia o adicción cuando el consumo de la sustancia conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativo, lo que se expresa por tres (o más) de los siguientes síntomas; en algún momento de un periodo continuado de 12 meses:
1. Tolerancia, definida por cualesquiera de los siguientes ítems:
§  Una necesidad de consumir cantidades cada vez mayores de la sustancia para conseguir la intoxicación o el efecto deseado.

§  Al consumir la misma cantidad de la sustancia, el efecto disminuye claramente.

2. Abstinencia, definida por cualesquiera de los siguientes ítems:
§  Síndrome de abstinencia característico de cada sustancia (sudoración, taquicardias, temblor, irritabilidad, ansiedad).

§  Se recurre a tomar la misma sustancia (o una muy parecida) para aliviar o evitar los síntomas de abstinencia.

§  La sustancia es tomada con frecuencia en cantidades mayores o durante un periodo mayor que al inicio del consumo.
4. Existe un deseo persistente o esfuerzos infructuosos de controlar o interrumpir el consumo de la sustancia.
5. Se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la sustancia (por ejemplo visitar a varios médicos o desplazarse largas distancias), en el consumo de la misma (fumar un cigarro tras otro) o en la recuperación de sus efectos.
6. Disminuye la realización de actividades sociales, laborales o recreativas.

7. Se sigue consumiendo la sustancia, a pesar de tener conciencia de los problemas psicológicos o físicos recidivantes o persistentes, que parecen causados o exacerbados por ésta (por ejemplo la ingesta continua de alcohol, aun al saber que empeora una úlcera